Jet d’Eau. Con sus imponentes 140 metros de altura, la icónica fuente Jet d’Eau domina el paisaje de Ginebra. Su fina bruma brilla bajo el sol, atrayendo miradas desde casi cualquier punto de la ciudad. Lo que en su origen fue una simple válvula de seguridad, hoy simboliza la sofisticación y el carácter vibrante de Ginebra, ofreciendo un espectáculo fascinante.
Catedral de San Pedro. Ubicada en el corazón del casco antiguo, la Catedral de San Pedro es un testimonio vivo de la historia de Ginebra. Desde lo alto de sus torres, se puede disfrutar de una vista panorámica impresionante. Justo debajo, un sitio arqueológico revela las capas ocultas del pasado de la ciudad, invitando a un viaje único a través del tiempo entre antiguas piedras.
CERN. El lugar donde la ciencia se encuentra con el universo: el CERN desvela los misterios de la física de partículas. Hogar del famoso Gran Colisionador de Hadrones (LHC), ofrece exposiciones que expanden los límites del conocimiento humano y muestran el papel clave de Suiza en los avances científicos más innovadores.
Casco Antiguo. Un laberinto de callejuelas sinuosas y plazas bañadas por el sol da al casco antiguo de Ginebra un encanto inigualable. Entre las fachadas medievales, los cafés murmuran con conversaciones pausadas, mientras patios ocultos y monumentos centenarios cuentan historias de un pasado rico y fascinante.
Lago de Ginebra. Una vasta extensión de aguas cristalinas que se pierde en el horizonte, el Lago de Ginebra define la belleza de la ciudad. Recorre sus tranquilas avenidas, embárcate en un paseo en barco panorámico o simplemente disfruta del reflejo de los majestuosos Alpes en sus aguas serenas y centelleantes.